Primer Trasplante De Rostro En Una Joven Mujer Que Lo Recibe Como Una Segunda Oportunidad

Su nombre es Katie Stubblefield  y tenía tan sólo 18 años cuando decidió dejar de vivir. Había pasado meses de operaciones gastrointestinales, sus papás estaban cesantes y su novio la dejó por otra, por eso tomó la drástica decisión de quitarse la vida. Tomó un rifle, se encerró en el baño de la casa de su hermano y disparó  en dirección a su cara, todo quedó en un intento.

Después de ese día, el 25 de marzo del 2014, Katie no recuerda detalles. La joven fue transferida desde Oxford, a Memphis, a Cleveland, en intentos desesperados de los médicos por salvar su vida.

 

 

Pasó mucho tiempo y a comienzos del 2016 se declaró que estaba estable y el 4 de mayo del 2017 se sometió a 31 horas de cirugía plástica en la clínica de Cleveland donde recibió un trasplante de rostro que restaurará su estructura facial y le permitirá comer, tragar y respirar por sí sola.

Katie, ahora de 22 años, le dijo a National Geographic que “tengo una segunda oportunidad en la vida”. Katie se convirtió en la persona número 40 en recibir un trasplante de rostro, pero la más joven en la historia.

 

 

Sus cercanos indican que Katie era divertida e inteligente mientras vivían en Lakeland, Florida. Pero que con el tiempo la presión que ella misma se impuso por ser la mejor estudiante en clases y en los deportes la hicieron ser diferente.

Ocurrió que en el 2014 debió ser operada de apendicitis y de su vesícula, ambas cosas que le trajeron durante años una serie de problemas médicos. La gota que rebalsó el vaso fue que en marzo encontró mensajes de texto de su novio a otra mujer, y cuando Katie lo encaró, él la dejó. Lo que fue lo que la dejó sumida en una profunda tristeza.

 

 

Robert, su hermano, la encontró en el baño y dijo que “su rostro había desaparecido”. En Memphis los médicos realizaron una traqueotomía, estabilizaron la mandíbula y los pómulos, cerraron los párpados para que sus córneas pudieran sanar y arreglaron una membrana cerebral rota. Las próximas dos semanas abrieron su cráneo para detener el sangramiento.

No obstante, sus heridas se abrían otra vez pues eran demasiado graves. En ese momento no podían someterla al trasplante por lo joven que era, pero cuando fue transferida a Ohio comenzaron a reparar su rostro paso a paso.

 

 

Los siguientes 2 años fueron una operación tras otra y en marzo del 2016 estaba oficialmente en la lista de espera para recibir un trasplante.

Ella es su donante, Adrea Schneider, de 31 años, falleció producto de una sobredosis de drogas. Y aunque estaba registrada como donante, su abuela tuvo que conceder el permiso para donar sus extremidades.

 

 

A diferencia de lo que muchos pueden pensar, el rostro de Katie, no será el de Adrea, pues han moldeado su estructura craneal para que se ajuste a la de su cuerpo.

15 especialistas estuvieron involucrados en la operación de Katie: cirugía plástica, neurología, endocrinología, enfermería, cirugía de trasplante, anestesia, odontología, oftalmología, enfermedades infecciosas, farmacia, psiquiatría, nutrición, medicina interna, medicina física y rehabilitación, medicina vascular y cirugía para su operación en mayo del 2017.

Así luce hoy:

 

 

 

Afortunadamente, todo salió mejor de lo esperado, a pesar de que su rehabilitación podría durar toda su vida. Lo importante es que puede hablar, comer y expresar emociones como cualquier persona, pero va avanzando cada día más.

 

 

En este minuto, la joven está enfocada en terminar sus estudios y dedicarse a su rehabilitación y a ayudar a otros sobrevivientes de intentos de suicidio. Pues,  sin duda, tiene mucho que contar.