Madre Debió Denunciar Y Entregar A Su Hijo A La Policía Por Amenazas Que Publicó En Internet

Una madre de Carolina del Sur (Estados Unidos) ejerció su amor materno de una forma muy fuerte, luego de enterarse de algunas cosas que su hijo de 17 años publicaba en redes sociales. La mujer, llamada Kristy Kempster, hoy tiene un mensaje para su hijo y para otros padres que pueden atravesar por dilemas similares.

El día 3 de mayo, la policía de Laurens County arrestó a su hijo, el joven Damon Kempster luego de que su propia familia llamara para denunciarle. El joven de 17 años había publicado en redes sociales una amenza contra su escuela, etiquetando a 50 de sus compañeros y a su propia mamá.

La policía lo detuvo bajo los cargos de violación de la paz de forma agravada. Sus padres actualmente permiten que su hijo permanezca en prisión hasta el día del juicio, en junio, con esperanza de que aprenda una lección.

Según su publicación, el joven tenía intenciones de realizar un tiroteo en su escuela. Nadie sabe si lo decía en serio -esto es, si lo estaba preparando realmente-, pero sus palabras se leían muy seguras.

“Me rompe el corazón, pero es lo que hay que hacer como padres”, dice Kristy, que se encuentra muy alterada por toda la situación pero cree que hizo lo correcto al entregar a su hijo a las autoridades.

La madre ha asegurado que su hijo ha tenido problemas de salud mental desde toda su vida. De hecho, a los 4 años debió visitar a su primer psiquiatra.

Pero pese a los problemas mentales de su hijo, Kempster quiere que entienda que sus acciones tienen consecuencias y que aprenda a no usar como excusa de sus malas decisiones la enfermedad mental que padece.

La adre sabe que no se encuentra sola en las dificultades de criar a un adolescente que sufre de una enfermedad mental, pero al menos espera que la historia de Damon genere consciencia en los padres que se encuentren en situaciones similares y que busquen ayuda adecuada antes de que pueda ocurrir alguna tragedia.

La madre de Damon ha pedido a los padres que no se den por vencidos con sus hijos adolescentes, pues nadie más luchará por ellos sino son sus propios padres.