6 Historias Cuyo Final Es Perfecto Para Ser Parte De Un Gran Guión De Película

Hay historias reales que parecen como sacadas del mejor guión de una película y eso nos hace pensar que la vida esconde, en ocasiones, un serie de sucesos intrigantes que pueden sorprender a cualquiera.

Las siguientes historias son prueba de que en nuestro camino podemos encontrarnos con muchas sorpresas.

 

1 La actriz y el vagabundo

En 2006, la sueca Emmy Abrahamson paseaba por Amsterdan cuando conoció a un hombre sin hogar. Lo supo por su cabello y su ropa sucios, sin embargo, sus “ojos marrones bellos” la cautivaron.

Se llamaba Vic Kocula. Comenzaron a conversar y Emmy aceptó verlo nuevamente. Ambos habían sentido una “química” especial.

Luego de ese segundo encuentro, ella volvió a Viena donde se encontraba viviendo y creyó que no volvería a ver nunca más a Vic.

Tres semanas después, él la llamó. Ahora llevan 10 años juntos. Se casaron ​​y tienen dos gemelos. El hombre dejó el alcohol y trabaja como ingeniero electrónico. Emmy por su parte escribió un libro donde cuenta su mágica historia de amor.

 

2 Anciana arruina un fresco antiguo

Ocurrió en 2012 y fue noticia mundial. Cecilia Giménez no tenía conocimientos de restauración, sin embargo, decidió “arreglar” un fresco del siglo XX que se encontraba en la iglesia de una pequeña ciudad española, Borja. El resultado fue desastroso.

El mundo entero se rió a carcajadas con el resultado. Muchos especialistas buscaron solucionar el semejante “acto de vandalismo”.

A pesar del desastre cometido, Cecilia logró atraer a muchos de turistas a la ciudad que pagaban por ver al que llamaron el “Jesús peluchón”.

De hecho, compraban recuerdos con su imagen y todo ese dinero fue destinado a un hogar para ancianos y a la misma Cecilia, que tiene un hijo con parálisis cerebral.

La ciudad actualmente vive de los ingresos que trae consigo el turismo.

 

3 Dos mujeres rescatadas luego de pasar 5 meses en el océano

Jennifer Appel y Tasha Fuiava son dos mujeres estadounidenses que viajaban de Hawái a la isla de Tahití en un yate. Iban con dos perros y zarparon desde Honolulu esperando cumplir el trayecto en unos 18 días.

Sin embargo, el motor del barco se averió en una tormenta y ambas mujeres quedaron a la deriva  y con la esperanza de llegar a tierra firme a vela. A diario enviaban señales de SOS, pero no tuvieron éxito. De hecho, en una ocasión fueron atacadas por tiburones. Las mujeres pasaron 5 meses en el océano alimentándose de arroz y avena y con una desalinizadora obtenían agua potable.

Finalmente fueron divisadas por unos pescadores taiwaneses a unos 900 kilómetros de la costa japonesa y marinos de la armada estadounidense las rescataron. Para ese entonces, ya estaban sin comida y creían que iban a morir.

 

4 Adoptó a una niña con discapacidad que se convertiría en una famosa deportista

Oksana fue abandonada por sus padres en el hospital. Tenía dos dedos unidos, un solo riñón y las piernas torcidas con diferente longitud. Se soportaron criar a una hija así.

Ya en el orfanato, la pequeña fue agredida por otros y, a menudo, pasaba hambre, hasta que encontró a un ángel que la salvó. Su nueva madre sería Gay Masters, una estadounidense logopeda y médico de Búfalo. Al ver a la niña, sintió mucho amor por ella y luchó por dos años hasta poder  adoptarla.

Ya en Estados Unidos, Oksana tuvo que ser sometida a una operación donde le amputaron las piernas. Sin embargo, eso no le impidió enamorarse del remo. En 2012 ganó una medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos y para el 2014, también logró ganar las medallas de bronce y plata a través del esquí.

Por si eso no fuera poco, además se dedica al ciclismo y al biatlón. Oksana está de pareja con otro deportista de la selección masculina paralímpica y su vida a servido de inspiración para muchas personas en todo el mundo.

 

5 Una mujer dejó a su marido y a sus 3 hijos para vivir en la selva

En 1970, el antropólogo Kenneth Good viajó para estudiar a la tribu yanomami al sur de Venezuela. Con ellos aprendió el idioma y terminó por casarse con una joven llamada Yarima.

Ambos volvieron a Nueva York, Estados Unidos, donde tuvieron  3 hijos.Sin embargo, la mujer no era feliz en ese nuevo mundo. Por eso, cuando su hijo mayor, David, tenía 5 años de edad, decidió que era hora de que ella volviera a sus raíces en el Amazonas.

David nunca pudo entender por qué su madre se fue y sintió mucho rechazo contra ella. Hasta que un día leyó las memorias de su padre donde relataba las tradiciones de la tribu y de su madre Yarima. Fue entonces cuando comprendió todo y decidió ir a visitarla. Viajó tres días por el Amazonas hasta que finalmente llegó al pueblo donde vivía su madre. Habían pasado 20 años desde la última vez que se vieron. Cuando se encontraron ambos lloraron y se abrazaron. David vivió 3 meses con ella y aprendió a perdonarla. Hoy en día, estudia la cultura de su madre y su tribu nativa y dice estar orgulloso de tener sangre yanomami.

 

6 Un hombre y unas gaviotas destrozaron la habitación de un hotel por accidente. Esto hizo el dueño del lugar

El extraño suceso ocurrió en 2001 cuando el canadiense Nick Burchill tuvo que hacer un viaje de negocios en la ciudad de Victoria. El hombre se hospedó en el hotel Fairmont Empress famosa por sus salchichas picantes. Como sus compañeros de trabajo sabían que estaría en esa ciudad, le pidieron que les llevara algunas. Nick llenó una maleta con ellas y, para que no se estropearan, abrió la ventana del hotel y las dejó sobre una mesa. Luego salió a dar un paseo.

Pasaron cinco horas cuando regresó a su habitación del hotel y se encontró con un escenario digno de una película de terror y humor. Habían entrado gaviotas por la ventana y se comieron las salchichas, las que les produjeron una terrible digestión. Todo el lugar estaba lleno de excremento.

Al ver a Nick, las gaviotas se asustaron y empezaron a romper todo a su alrededor. El hombre logró sacarlas a todas de la habitación. Después de ese desastre a Nick se le prohibió para siempre aparecer por el hotel.

Pasaron 17 años en que Burchill decidió escribir una carta a la gerencia del hotel narrando lo que había ocurrido con lujo de detalles. El hotel lo perdonó y el desafortunado huésped ahora puede volver a alojarse en el lugar.