Sharon Tate: La Bella Actriz Asesinada Por Charles Manson Tenía 8 Meses De Embarazo Al Morir

Corría el año 1969, cuando la famosa actriz Sharon Tate tenía 26 años y un embarazo a dos semanas de llegar a término. Este hijo se llamaría Paul y era el fruto de su relación con el afamado director de cine Roman Polanski. Tras regresar de una cena en su restaurant favorito, la familia Manson irrumpió en su hogar, dándole muerte a ella y a sus amigos presentes esa noche. Un brutal crimen que marcó la vida de una familia completa.

En su película más recordada, Valley of the Dolls

 

En 1967, Tate y Polanksi comenzaron un romance que luego se convertiría en matrimonio. En la imagen aparecen ambos asistiendo a una ceremonia de los Golden Globes

 

Recuerdo del día en que ella y Polanski contrajeron matrimonio en 1968

 

Esta famosa sesión de imágenes para la revista Esquire tomada en 1967

 

Muchos dicen que la imagen de Sharon Tate es “atemporal”, pues posee un particular estilo, belleza y audacia para la época, todo esto provoca que sus retratos sigan siendo admirados

 

Jamás se complicó por las escenas desnuda, algo escandaloso para la época, que la acercaba más a las actrices europeas de los 60s,  a pesar de haber nacido en Texas.

 

Existen muchas fotografías de Sharon Tate embarazada, porque ella no tenía problemas en mostrar a los medios su hogar y la nueva etapa de su vida.

 

Estas son las últimas imágenes de ella junto a su marido y su hijo en el vientre. Tate aparece con un bikini de embarazada, son las últimas que se tomó antes de la noche de su asesinato.

 

El último libro que Sharon leyó fue la novela de Thomas Hardy, Tess of the Dubervilles. Ella le dio a Polanski una copia esperando que algún día la convirtiera en película. Diez años después de su muerte, el director estrenó la cinta “Tess”. Los créditos de esta comienzan con una emotiva pero simple dedicatoria a su fallecida esposa: “Para Sharon”.

 

El año 2014, Debra Tate, hermana de Sharon, lanzó un libro con imágenes inéditas de su hermana. Su propósito era celebrar su vida, que casi siempre queda a la sombra de un crimen macabro y absolutamente ilógico.