Piensa Bien En Lo Que Comes ¿Estás Alimentando A Tu Organismo O Al Cáncer?

Durante décadas los seres humanos no le tomamos el peso a lo que significa llevar una alimentación saludable, pero ya es hora de tomar conciencia para siempre y cambiar nuestros hábitos alimenticios.

Lo que consumimos cumple una función muy importante en el estado de nuestra salud en general. Todo lo que ingerimos nos nutre o nos debilita; cada líquido que bebemos tiene el potencial de limpiar nuestras células desintoxicándolas o de aumentar los tóxicos que debilitan nuestro sistema inmunológico.

Si lo vemos así, la alimentación es el primer paso para defender nuestro organismo. Los alimentos transgénicos, las grasas hidrogenadas, los dulces artificiales, las bebidas colas y la mala calidad del agua son algunos de los elementos que deterioran nuestro sistema inmunológico y que potencialmente pueden cambiar nuestra expresión genética.

 

 

Desafortunadamente, una de las enfermedades que ha ido en aumento en los últimos 50 años es el cáncer. Se ha convertido en una epidemia que afecta a gran parte del planeta. Es así como nace la gran pregunta ¿Tiene alguna relación la alimentación con el aumento de los casos de cáncer?

De hecho, sí. Existen estudios que han demostrado que la alimentación y el medio ambiente, tanto externo (polución), como interno (nuestros pensamientos y emociones) producen cambios genéticos o mejor dicho epigenéticos. Con el fin de lograr entender mejor la relación entre la alimentación y el cáncer, es importante aclarar qué es una célula cancerígena y que necesita para reproducirse.

 

¿Qué es una célula cancerígena?

Una célula cancerígena es una célula que perdió su capacidad de auto exterminarse por medio de un proceso que se llama Apoptosis. Cada célula en nuestro cuerpo tienen un tiempo limitado de vida, nacen, se reproducen y mueren y son reemplazadas por nuevas células. Apoptosis significa que la célula se extermina a sí misma, porque ya cumplió su proceso de vida. En el caso de una célula cancerígena, esta perdió la información genética relacionada a la apoptosis, convirtiéndose en una célula inmortal, completamente separada del todo, creciendo y reproduciéndose en forma independiente.

A eso llamamos comúnmente un tumor, entre otros nombres con los que denominamos el cáncer según el área del cuerpo que afecta. Un tumor crece sin límites, porque no tiene ninguna función en relación al resto del cuerpo, y se sigue reproduciendo hasta poner en juego la vida de todo el sistema del individuo.

 

¿Cómo se alimenta?

De la misma forma que una célula normal necesita nutrirse de ciertos elementos químicos y bioenergéticos, la célula cancerígena también necesita su propia dieta para reproducirse. Por eso es importante que entendamos cual es esa dieta y así frenar su proliferación y ayudar a exterminarla. La célula cancerígena tiene tres características fundamentales que la separan del resto de las células de nuestro cuerpo: es ácida, es anaeróbica y su principal alimento es la glucosa o los azucares. Sabiendo esto, lo que tenemos que hacer es incorporar una dieta más alcalina, con oxigenación y sin azúcar o los derivados sintéticos endulzantes.

Por eso debemos comer más hojas verdes crudas diariamente (alcalinidad y fibra), dejando de lado los hidratos de carbono (granos y sus derivados como las pastas, el pan, etc) ya que estos tienen un alto contenido de azúcar y eliminando de nuestra dieta las frutas con alto contenido glicémico (uvas, naranjas, piña, etc).

En el caso de la oxigenación es importante el consumo de agua pura, en lo posible agua estructurada, la cual posee una alta oxigenación, es alcalina y micro molecular, ayudando a detoxificar el sistema. Tenemos que recordar que a un tumor del tamaño de la cabeza de un alfiler lleva entre 7 y 10 años formarse, es decir que que si cambiamos a una dieta sana y natural vamos a prevenir la formación del cáncer en sus primeras etapas.