¿Las Vacunas Pueden Causar Autismo? Aquí Te Aclaramos El Mito Y Por Qué Esto No Tiene Sustento Científico

Fue un artículo el que en 1998 creo el mito de que las vacunas pueden generar autismo en los niños.

Muchas noticias falsas circulan por internet donde las vacunas son vistas como un potencial enemigo ya que pueden paralizar el rostro de los niños, generar alergias incurables o provocar autismo. Muchos padres hoy dudan debido a esto sobre el hecho de vacunar a sus hijos, pero no hay fundamento científico que avale estas creencias.

Muchas familias han omitido la vacuna en sus hijos, pero esto puede ser sumamente perjudicial. Te explicamos ahora de donde vienen tantos mitos en torno a este tema.

Las vacunas no provocan autismo

En un artículo publicado en 1998 en la revista The Lancet, Andrew Wakefield relacionó falsamente como vacunas para el sarampión provocaron autismo en los niños.

El mencionado médico británico asoció la vacuna para el sarampión, paperas y rubéola con el espectro autista. Según la Clínica Mayo

, esto se trata de un trastorno de personalidad que afecta al cerebro, la socialización y la comunicación de las personas, causando problemas en la interacción social con otros individuos pero que nada tiene que ver con las vacunas.

Luego de publicar el texto, la revista se retractó y junto a los coautores, atribuyeron toda responsabilidad a Wakefield. Las autoridades médicas del Reino Unido le quitaron su licencia debido al engaño a la comunidad científica con su “indiferencia cruel” hacía los niños y su cuidado.

En las redes sociales hoy abundan este tipo de publicaciones, pero son falsas noticias que carecen de fundamento científico.

Facebook no es una buena fuente para informarse

El artículo de Wakefield fue ampliamente aceptado por gente que desconoce sobre el tema. Las tasas de inmunización en el Reino Unido tardaron dos décadas en recuperarse y se habían experimentado más de 12 mil casos de sarampión en las familias, cientos de hospitalizaciones, complicaciones y al menos 3 muertes.

Hoy se ve el mismo fenómeno en diversos países debido a la cercanía con las redes sociales donde muchas veces los titulares son tendenciosos y no tienen un verdadero interés científico.

Estas noticias son muy dañinas en cuanto al combate de enfermedades prevenibles. Antes de compartir cualquier información hay que saber si la fuente es confiable para no desinformar a los demás y tomar decisiones basadas en hechos y no en suposiciones.