Joven Universitaria Graba A Docente Mientras La Acosa Sexualmente Para Denunciarlo Públicamente

“Es que yo también le tengo miedo a ese profesor porque él me hizo algo: intentó meterme la lengua en la boca”. Esas son las palabras que impulsaron a la joven colombiana Lizeth Sanabria a denunciar a su profesor, Freddy Alberto Monroy, quien por años se aprovechó de su condición de docente para acosar sexualmente a un número indeterminado de estudiantes universitarias.

La vergüenza y el miedo provocados por la vulneración sexual que estaba siendo perpetrada por el tutor fueron los motivos principales por los que Sanabria calló por mucho tiempo sobre los abusos, pero cuando conoció a otra estudiante que había experimentado las mismas vejaciones se animó a denunciar.

Luego de meses de ser atacada sexualmente, Sanabria decidió grabar evidencia. En la mitad de lo que presuntamente era una charla académica, el profesor Freddy Alberto Monroy se comenzó a acercar sigilosamente a la alumna, queriendo besarla. Cuando ella le negó el beso, el sujeto puso sus brazos alrededor de la cadera de Lizeth y llegó a poner las manos en el trasero de la joven.

“Me dije: ‘No, no lo voy a hacer’. Y decidí hacerlo. Que pase lo que tenga que pasar. Voy a tomar la evidencia”, aseguró la joven estudiante.

Usualmente Monroy operaba siempre de la misma forma con sus víctimas: les dedicaba tiempo a sus alumnas para ir ganando paulatinamente su confianza. Tras ayudarlas a mejorar sus calificaciones e interiorizarlas en la etapa profesional que les esperaba, el docente empezaba a increparlas y pedirles algo a cambio por el tiempo que les había dedicado.

“Él es como muy hábil”, cuenta la joven. “Él se gana la confianza de las personas mostrando interés en el tiempo que le dedica a tu trabajo. Después de que él como que se ganó mi confianza, entonces empezó a decirme: ‘Debes portarte bien… debes mirar que yo he hecho cosas por ti, que yo me he esforzado, que te he dedicado tiempo’. Obviamente, en algún momento me dijo: ‘Por qué no vamos a un sitio más privado'”.

Aunque la filmación y publicación del video podría traerles serias consecuencias académicas, Sanabria sabía que no podía continuar tolerando esta clase de conducta o llegaría a un punto de no retorno donde temía incluso ser violada por el docente.

Con el fin de captar de forma nítida la manera en que el profesor se comportaba con la universitaria, la joven no opuso mayor resistencia mientras era agredida sexualmente, dejando que el sujeto la manoseara por los cinco minutos en que se prolongó la supuesta charla.

“Yo me sentía muy mal y yo pensé en no volver a la universidad. Yo no quería saber nada. No quería volver. No me importaba perder lo que había invertido en tiempo y en dinero, pero me motivó que otra compañera, en ese tiempo de la decisión, me dijo: ‘Es que yo también le tengo miedo a ese profesor porque él me hizo algo, intentó meterme la lengua en la boca'”, describió la joven.

“En el video obviamente yo nunca con él fui agresiva, nunca grité, nunca intenté agredirlo físicamente o verbalmente porque primero que todo él me generaba mucha confianza; segundo, en ese momento en esa situación yo pensaba en cómo salir de ahí bien. Mientras él me decía muchas cosas, en mi mente yo decía: ‘Necesito salir de aquí, necesito salir bien, necesito que no sigan pasando estas cosas, que no vaya a pasar algo peor'”.

Desde la viralización del video, tanto fiscalía como la rectoría de la Universidad Nacional de Colombia han iniciado investigaciones independientes contra el profesor Freddy Alberto Monroy. Aunque el docente aseguró que entregaría una declaración pública al día siguiente de la publicación del video, la junta directiva le prohibió efectuar cualquier tipo de comentario al respecto.

 

Vulnerar sexualmente desde una posición de poder

 

Las amenazas que esconden las vulneraciones sexuales desde una posición privilegiada como la de un profesor universitario, tienen que ver con perjudicar sus antecedentes académicos, hacer daño a la carrera del profesional en formación y acabar con su futuro. Tener el poder de incidir en el futuro y el éxito de alguien permite que muchos se aprovechen para acosar y abusar sexualmente de sus subordinados, sin temer represalias debido al poder que ostenta su cargo.

De hecho, la mayoría de los testimonios de personas que fueron víctimas de acoso y abuso sexual fueron realizados por hombres en posición de poder económico o de relevancia internacional.

Eso fue lo que ocurrió con el gigante de Hollywood, Harvey Weinstein, quien usó su posición como dueño de una de las productoras más influyentes de Hollywood, para abusar de actrices y modelos. Prometiéndoles contratarlas en sus multimillonarias producciones, Weinstein toqueteó, acosó y violó a 84 mujeres que valientemente se han atrevido a exponer los hechos.

“El abuso sexual está directamente relacionado con un abuso de poder, cometido por quien se cree superior y por quien cree poseer ventajas”, señala el sociólogo Rodrigo Santofimio. “Las víctimas permiten inicialmente los abusos para acceder al reconocimiento a través de un papel protagónico de una película o de representar a su país ante el mundo, como sucedió con las gimnastas que denunciaron el médico del equipo”.

“El victimario es alguien que cree que nadie le puede ripostar o discutir, entonces la mujer siente que, si se atreve a desafiar a esa autoridad, quedaría como una mentirosa o se vería perjudicada”.