Las Fotografías De Auschwitz Duelen Menos Al Verlas En Blanco Y Negro, Pero Ahora Están En Color

Las guerras, en general, son sucesos que todos quisiéramos impedir, pero la Segunda Guerra Mundial es un episodio de la humanidad que nunca debió haber sucedido, en primer lugar. Esta guerra trajo tal nivel de muerte y destrucción que es imposible olvidarla. Hoy han pasado 74 años desde este terrible hecho, y por supuesto hay imágenes que nos hacen recordar el inconmensurable daño que hizo el nazismo a la humanidad.

Las fotografías que veremos a continuación retratan a Czeslawa Kwoka, una niña de 14 años, que fue llevada a un campo de concentración en Auschwitz. Este fue un “proyecto fotográfico” que realizó uno de sus compañeros prisioneros como experimento para los oficiales nazis. De acuerdo al Daily Mail, el propósito de tomar dichas fotografías era dejar un registro documental de los prisioneros llevados al campo de exterminio.

En este retrato se puede ver cómo lucía Czeslawa antes de ser ejecutada y golpeada por un guardia de la prisión.

 

Sin embargo, estas imágenes ahora adquieren importancia, 74 años después, pues una artista brasileña rescató las imágenes y las restauró para darles color, ya que en ese minuto no existía tal tecnología.

 

La adolescente Kwoka fue deportada de su hogar junto a su madre en Polonia en diciembre de 1942 ya que los Nazis “requerían espacio” para crear una colonia. Entonces idearon este plan de llevar a los habitantes a  Auschwitz.

Las fotografías son estremecedoras, pues muestran a la joven a punto de llorar, con el cabello rapado y el labio roto. Pues era normal que ellos recibieran sendas golpizas por parte de los guardias de seguridad de la prisión. La fotógrafa que restauró las imágenes se llama Marina Amaral, y después de darles color, así es como Czeslawa luce:

 

 

 

La persona que había tomado las fotografías, era el compañero de prisión de Czeslawa Kwoka, y su nombre fue  Wilhelm Brasse, quien murió el año 2012 y entregó los detalles de la golpiza que sufrieron cada uno de los prisioneros fotografiados por el guardia del campo de concentración.

 

En un reportaje especial que se realizó el año 2005,  el fotógrafo y prisionero contó lo siguiente:

“Ella lloró, pero no pude hacer nada. Antes de tomar la fotografía, la niña se secó las lágrimas y la sangre del corte del labio”, dice el fotógrafo.  La joven Kwoka falleció en marzo de 1943, a tan sólo 3 meses de su llegada a Auschwitz. Su madre,que también estaba en el campo de concentración,  murió solo semanas después. En la actualidad, y como una forma de nunca olvidar los horrores del régimen Nazi, su retrato está en exhibición en el Museo Estatal Auschwitz-Birkenau.