57 Años De Matrimonio Y Él Aprende A Maquillarla Porque Ella Ya No Puede

Siempre queremos saber la fórmula perfecta de los matrimonios o parejas que han superado todos los obstáculos que la vida les ha puesto en el camino y han consolidado su relación. Es como si creeyeramos que ellos lograron encontrar una pócima mágica o la clave para lograrlo. Más aún cuando en la época actual pensamos que si algo no nos gusta de alguien debemos separarnos. Ahí es cuando nos aferramos a historias como ésta que son sobre parejas que han vivido por décadas una bella historia de amor.

Esta pareja de ancianos irlandeses, Mona y Des Monahan llevan juntos 56 años y se han vuelto mundialmente famosos porque Des aprendió a maquillar a su esposa, quien sufre de una enfermedad que la hace perder la visión lentamente, de forma irreversible.

 

 

Luego de aprender a maquillar, el hombre de 84 años arregla el rostro de su esposa a diario, porque a ella le gusta sentirse bella, pero Des ha dicho que para él está perfecta así. Ella no puede realizar esta acción sola debido a que está perdiendo la visión y, además, sus manos han comenzado a temblar, por lo que se le ha complicado mucho el poder hacerlo.

 

 

Esa es la razón por la que Des ingresó a un curso de maquillaje de la marca Benefit en Irlanda para poder perfeccionarse y así mejorar sus técnicas. Además, el maquillador de Kim Kardashian, Mario Dedivanovic, se conmovió con la historia de esta pareja y los invitó a sus exclusivas clases en Londres.

 

 

La historia de la pareja ha llegado a lugares insospechados ya que representa una de las partes más bellas del amor y sobretodo la lealtad de haber escogido a alguien para compartir tu vida. Des ha expresado que siempre ha sido un hombre muy preocupado por su esposa.

 

Sin duda, el amor de esta pareja va más allá de los alos y las desaveniencias que pudiero haber tenido en alguna ocasión. Su amor es verdadero y no acabará debido a la ceguera de su esposa. Son un ejemplo a seguir al haber logrado fortalecer su relación y son la prueba viviente de que sí se puede.