Sale Libre Mujer Que Mató A Su Pareja En Defensa Propia: “Me Dijo Que Me Iba A Cortar La Vagina”

Esta historia es sobre amor y violencia y comenzó cuando María Guadalupe tenía 17 años y conoció a Carlos Balderas, de 36. La joven , casi una niña, aún no entraba a la universidad y como necesitaba dinero, trabajaba en un Mc’Donalds.

Balderas era abogado y un día entró a comer al restaurante y conoció a la joven. Le ofreció trabajo como su secretaria y como era una oferta mejor que la que tenía, no lo pensó mucho y dijo que sí inmediatamente.

2 años después, en octubre del 2015 en Chihuahua, México, una María Guadalupe ahora de 19 años y dos hijas le disparabaa muerte a Balderas. La pareja tenía una hija juntos.

 

¿Qué pasó durante esos dos años? Cuando Mary conoció a Balderas, decidió irse a trabajar en seguida con él. Era una joven y estaba criando sola a su hija. Prefirió la burocracia de los papeles legales alas frituras.

A las pocas semanas de empezar a trabajar para él, comenzaron una relación. A María no le importó la diferencia de edad, ya que estaba enamorada de Balderas.  Ambos tuvieron otra hija, Mary dejó de trabajar y comenzó a estudiar criminología.

Todo parecía encajar y ella estaba feliz, con una pareja estable, un título profesional en marcha y una familia que ya se iba formando. Sin embargo, llegó el primer golpe.

Durante el juicio, María Guadalupe tuvo que declarar  por haber asesinado a su pareja, ahí ella dijo que, mientras  estaba embarazada, él tenía la idea de que la hija no era de él. Pensaba que lo estaba engañando.

Balderas le escondía a Mary la ropa que a él no le gustaba que usara y le revisaba el teléfono. Ella cuenta que tenía problemas con las drogas, ya que consumía alcohol, marihuana y cocaína en exceso y a veces sus fiestas también se alargaban por días.

El abogado tenía una pistola de uso exclusivo del ejército. También, y esto María Guadalupe no lo supo hasta un tiempo después de haber comenzado una relación con él, tenía antecedentes penales (amenazas y fraude le habían manchado los papeles) Es decir, no era un hombre de bien.

 

Al momento de dirimir el caso por el hombre muerto, la fiscalía aseguraba que Balderas estaba enfermo, que tenía una adicción patológica.

Aparte, según los acusadores, María Guadalupe lo maltrataba psicológica y físicamente. Hablaban de una muchacha posesiva y enfermiza, que no era capaz de dejar en paz a su pareja en ninguna de sus actividades. Se declaró que Mary era culpable de homicidio en riña.

La defensa de María Guadalupe estaba estupefacta, pues habían demandado un acto de legítima defensa. Parecía una mala broma que en Ciudad Juárez, uno de los lugares con más femicidios de México (van casi mil desde el 2010 hasta ahora), no se escuchara la declaración de una mujer que aseguraba haber asesinado a su pareja en defensa propia.

Sus abogadas le aseguraron al fiscal que ella no lo había denunciado por miedo. Además, aseguran, no había ninguna rigurosidad en mantener a Balderas detenido. Según un testimonio de la defensa de Mary: “[Balderas] La amenazaba diciendo que a él no le iba a pasar nada. Incluso un día que la intentó ahorcar llegaron patrullas y le tomaron fotos y declaraciones y lo tendrían que haber detenido, pero al día siguiente él regresó a la casa como si nada”.

María Guadalupe vivía en un sistema de abusos y golpes del que no podía salir. El miedo era mayor.

El fatídico día en que Mary le dio el disparo a Balderas, ella planeaba ir a la casa de una compañera de universidad, tenían un trabajo en grupo. Carlos, sin embargo, no quería que fuera y le prohibió ir, al final, le dijo que él la llevaría para “asegurarse de que no le estuviera mintiendo”. Los compañeros de Mary fueron testigos del caso. Ellos tres aseguraban que ese día Balderas llegó prepotente y agresivo, y que trató pésimo a María Guadalupe, informan que parecía estar drogado.

Al volver Mary a casa, Balderas ya la estaba esperando. Entonces, se descontroló nuevamente. María Guadalupe cuenta que su pareja parecía un animal :

“Me gritaba, me empezó a golpear, me daba coscorrones en la cabeza”

Por supuesto, estaba aterrada y le pidió que la dejara ir, pero él no quiso, es ahí cuando llegaron amenazas que nunca podrá olvidar:

“Me dijo que me iba a cortar la vagina para que no le gustara a nadie, para que yo no pudiera estar con nadie. Yo estaba de rodillas en el piso, le agarraba el pantalón y le decía que por favor me dejara ir”.

 

Balderas no tuvo contemplaciones y se comportó de una manera irracional y prepotente. Le dio a María Guadalupe una cachetada tan fuerte que la tiró al piso. Entonces, se movió: “Dijo que iba a ir a cerrar las puertas porque me iba a matar”.
Balderas se encaminó hacia la puerta y tenía el arma en la mano, la dejó un momento sobre la repisa. Entonces, María Guadalupe vio la oportunidad y dice que su intención no era dispararla. Claro está que no quería matar a Balderas.

Dice que la quería tirar para que estuviera lejos del alcance del agresor y lograr correr hacia afuera. Ponerse a salvo.

Balderas se dio cuenta rápidamente y fue corriendo hacia la pistola. Él llegó primero. La angustia cayó sobre María Guadalupe: “Me dijo que ya había valido verga”, dice ella. “Se me vino encima. Yo lo empujaba, yo lo empujaba”.

Las amenazas siguieron y Balderas le gritaba que la iba a matar.

Es ahí cuando María escuchó un disparo. La mujer asegura haberse quedado helada. Se dice que uno no siente los disparos apenas suceden. El golpe de adrenalina, el frío y el desconocimiento de la sensación te impiden reconocerlo. Casi como esperando que la sangre delatara la herida, escuchó un segundo disparo. Cuenta ella que, entonces “escucho que se queja él. Nos separamos tantito y él se cae al piso y yo ya lo veo que tenía un puntito rojo aquí”.

María Guadalupe señala con su propio abdomen cuando relata el lugar donde le dio el disparo. No obstante, ella no escapó. Llamó a los servicios de urgencia para que atendieran a Carlos, por supuesto la retuvieron a ella en el lugar.

Aunque los jueces determinaron que se violaron sus derechos al no haber sido considerada como víctima en una primera instancia, decidieron calificarla como culpable de todas maneras. El dictamen fue tres años en la cárcel.

 

No obstante, las asociaciones de defensa y dignidad por las mujeres decidieron no quedarse de brazos bruzados. No tardaron en apelar. La resolución fue lenta, pero se logró la justicia.

Fue la semana pasada, cuando María Guadalupe llevaba 2 años y 9 meses en prisión, que un tribunal la absolvió por unanimidad al reconocer que había actuado en legítima defensa.

Yadira Cortés, la directora de Red Mesa de Mujeres, un ONG que defendió el caso, calificó el fallo como “un gran logro para Mary y para las mujeres de Ciudad Juárez y de México”.

De acuerdo a las expertas pertenecientes a distintas asociaciones que velan por el derecho de las mujeres, el fallo es un precedente histórico. De ahora en adelante, podría legimitarse el derecho a la defensa propia de las mujeres en un contexto en el que, o morían en manos de los abusadores, o pasaban el resto de sus vidas en la cárcel por defender su propia integridad.

Esperan que de ahora en adelante el sistema de justicia funcione con una perspectiva de género y defienda a las mujeres abusadas.

En definitiva, “ella no disparó. Repelió la agresión”

.

Su defensora asegura que el sistema judicial cometió un error al no considerar el contexto desde un principio. Mary no planificó nada, tampoco fue un ataque puntual, no estaba fuera de control, María Guadalupe vivía en desigualdad de circunstancias y ese resultado fue provocado por los constantes maltratos de Balderas. Afortunadamente, ahora Mary ya no es más victimaria, sino una sobreviviente.